Estimados colegas del sector energía de América Latina y el Caribe, es un gusto para mi retomar este contacto directo con ustedes.
A inicios del año, participamos en la 5ta Reunión Ministerial de la Alianza de Energía y Clima de las Américas, donde se desarrolló la sesión paralela: “Acelerando la inversión privada para lograr una descarbonización rápida y eficaz”.
En mi intervención de cierre, resalté las exposiciones de las autoridades, analistas del sector, la visión y experiencias internacionales para permitir que la inversión privada sea un disparador de las transiciones energéticas, la descarbonización y así escalar la participación de energías renovables en nuestra región.
Quiero referirme en tal sentido al marco general de este diálogo. La iniciativa RELAC que se consolida como la plataforma insignia de estos esfuerzos para lograr economías bajas en carbono y potenciar las transiciones energéticas. Ya hemos visto que cada vez son más los países que se integran a RELAC con el propósito de consolidar a Latinoamérica y el Caribe como ejemplo global de compromiso en el cumplimiento de las metas climáticas con acciones tangibles.
Ya estamos en ese camino, la región tiene más de un 60% de renovabilidad en la capacidad instalada para la generación eléctrica. Sin embargo, nos falta un importante esfuerzo que implica trabajar en generar el ecosistema para un mayor desarrollo de negocios orientados a las transiciones energéticas, con foco en una mayor inversión en energías renovables. Un ecosistema que sea el adecuado para un mayor escalamiento de la renovabilidad, la generación de empleo, espacios para la innovación y lograr atraer mayores inversiones para la región. Captación de inversiones que actualmente está muy por debajo del potencial existente.
En esto debo destacar que es necesario la acción a nivel de políticas públicas que permitan generar un marco apropiado y estable para la inversión privada, que es el gran motor de la renovabilidad. Eso nos involucra la necesidad de modernizar el sector energía, innovar, fortalecer las capacidades, crear una visión de largo plazo y estabilidad jurídico institucional como una señal clara y confiable del Estado a la inversión privada.
Quiero destacar algo; con lo que venimos haciendo con el marco de acciones existentes, no logramos llegar a la ambiciosa meta del 70% en el 2030. Es necesario un paquete de acciones y esfuerzos adicionales.
Ese esfuerzo para llegar en el 2030 a un 70% de renovabilidad en la matriz de generación eléctrica, implica duplicar la capacidad instalada actual en energías renovables no convencionales antes del 2030 por encima del escenario tendencial. En tal sentido la inversión incremental involucraría un flujo de más de 30 mil millones de dólares totales.
En una región que se enfrenta en el escenario futuro con importantes restricciones al capital, lograr esos flujos de capital representa un importante desafío, y el rol del sector privado es un factor clave cuando muchos de nuestros países se enfrentan a debilitadas situaciones a nivel fiscal y con dificultades en el acceso a financiamiento y un alto costo de su deuda pública.
Esto claramente nos presenta un problema que debemos atacar y resolver y que además pone de manifiesto las asimetrías y brechas entre las distintas economías de nuestra región. En tal sentido debemos actuar, apoyar en derribar las barreras existentes, construir ese ecosistema de renovabilidad y además aprovechar para que escurra de forma positiva en toda nuestra economía, creando empleo de calidad y dinamizando los ambientes de innovación, el conocimiento y fortaleciendo nuestras instituciones que son la base para generar la confianza de la inversión privada.
Por eso ya no hablamos de la decisión entre Estado o mercado, esa discusión ya no tiene vigencia, hablamos de un mejor Estado para permitir escalar nuestros mercados.
Reciban un especial saludo desde Quito-Ecuador, sede de la Organización Latinoamericana de energía.
Alfonso Blanco
Secretario Ejecutivo de OLADE